DAVID EUCARISTÍA: La Santa Misa es como un Viaje en Avión y el posterior Encuentro de Amor

La Santa Misa es como un Viaje en Avión y el posterior Encuentro de Amor




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Todos hemos hecho alguna vez algún viaje en avión de visita a algún ser querido o familiar que amamos mucho pero que vive muy lejos y llevamos mucho tiempo sin ver, o bien hemos sido los receptores de su visita. Durante las distintas fases del viaje hay muchos formalismos y reglas que respetar: compras, preparativos, levantarse temprano, horarios, desplazamientos y el consiguiente cansancio, facturación, embarque, escuchar y hacer lo que nos dice el personal de cabina, la espera propia del viaje, el cansancio y el sueño, ... Nuestro pensamiento vuela en el tiempo del vuelo imaginando lo que nos espera cuando lleguemos, ... Finalmente llegamos al aeropuerto de destino, y aún queda un poco más de procedimiento: salir del avión, recoger el equipaje, y... ¡Finalmente llega la hora del Encuentro! Ese momento mágico en que todo nuestro ser se conmueve y ve y abraza a ese ser querido, y le pareciera haber estado viviendo en un sueño hasta ese momento, y no entiende cómo han podido permanecer separados tanto tiempo, ... Todo se convierte en lágrimas y abrazos y en silencio, luego las explicaciones, y entonces explota la felicidad, los rostros se llenan de alegría y son inmensamente felices.

Bien, así, así, es como tenemos que vivir también la Misa. Ese Viajero que viene de tan lejos es nuestro Rey, Jesucristo. Él tanto nos ama, y tanto que ha esperado este momento, y nosotros también. Hay que hacer unos preparativos, respetar las formas, las reglas de la Misa, esperar los tiempos, hasta que nos dan permiso para salir de nuestro asiento, e ir al Encuentro. ¡OH REY! Y entonces ya es nuestro, y nosotros de Él, y nuestro ser se funde con Él y Él con nosotros, en un abrazo infinito de Amor. No somos conscientes de lo que ocurre alrededor, y tampoco nos preocupa, nuestra mente está absorta en lo que estamos viviendo.

Así es como debemos comulgar. Una vez has recibido la Hostia fúndete con Él y Él contigo, olviden los formalismos, y ámense completamente y libremente, como dos desesperados enamorados que llevaran esperando su encuentro por años y no pudieran soportar estar solos nunca más. Amén, así, así, debemos amar y adorar a Dios en la Eucaristía.


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Yo, David, soy el autor de este mensaje de nuestra presencia y cohabitación con Jesucristo en la Eucaristía