DAVID EUCARISTÍA: Demostración rápida y simple de que, al comulgar a Jesucristo, nos comulgamos también unos a otros por medio de Él

Demostración rápida y simple de que, al comulgar a Jesucristo, nos comulgamos también unos a otros por medio de Él



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Vista la demostración de que nosotros habitamos sobrenaturalmente en la Eucaristía junto a Jesucristo, por voluntad y gracia de Él (hacer clic aquí). Es simple deducción lógica que, siempre que recibimos a Jesucristo en la Eucaristía, nos recibimos también unos a otros en Él. Porque todo cuanto habita en Él viene junto con Él en la Eucaristía, cada vez que comulgamos recibimos todo cuanto existe y vive en Dios: «En Dios vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28).

El versículo Jn 6,56 lo deja bien claro, que —bajo la condición de comulgar en las condiciones exigidas por la Iglesia, claro está— yo habito en Jesucristo y que Jesucristo habita en mí: «El que come mi Carne y bebe mi Sangre habita en Mí y Yo en él». Si yo habito en Jesucristo, entonces, cada vez que comulgas a Jesucristo me recibes también a mí en Él y con Él, de manera secundaria, pero innegable e ineludible. Es imposible comulgar a Jesucristo y no comulgar al prójimo que está en Él porque sería como intentar amar a Dios pero dejando afuera al prójimo, lo cual contradice el propio Amor y Espíritu de Jesucristo. Lo mismo, cuando yo recibo a Jesucristo en la Eucaristía te recibo también a ti. Y así, unos a otros.


Es así como se realiza la unificación de toda la Iglesia en el Cuerpo de Jesucristo, siendo la Eucaristía el Instrumento Perfecto para lograrlo; el cual instituyó Jesucristo, entre otras razones, para este fin, para que todos fuéramos uno con Él y, a través de Él, también nos uniéramos los unos con otros (exactamente esto es lo que Jesús expresó y pidió en Jn 17,21-24).

Este es el Amor Perfecto con el que Jesucristo quiere que se amen todos los cristianos. Jesucristo quiere que nos demos unos a otros el mismo Amor que Él nos da en la EUCARISTÍA —su Amor Eucarístico, que recibimos y vivimos y experimentamos en la Comunión—; es Ese y NO OTRO el Amor Genuino y Auténtico de Jesucristo, con el que nos debemos amar unos a otros. Es decir, amándonos y comulgándonos unos a otros en la Eucaristía y dándonos unos a otros el mismo Amor que Jesucristo nos da allí a nosotros. A esto es a lo que Jesús se refería, con la palabra «como», cuando dijo aquello de «Amaos unos a otros como Yo os he amado» (Jn 13,34).

Ahora que lo sabes, ponlo en práctica. En este vídeo te enseño cómo llevar esto a la práctica en tu vida eucarística.



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