DAVID EUCARISTÍA: El Árbol Eucarístico de la Iglesia Universal

El Árbol Eucarístico de la Iglesia Universal


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La Iglesia Universal se puede representar como un gran Árbol constituido de diversos elementos o partes, pero todas conectadas entre sí:


La Tierra base es Dios Padre
La tierra es la base de todo árbol, le sirve para extraer de ella el agua y los minerales, y para proporcionarle sustentación física, agarre, firmeza, y que el árbol pueda crecer hacia lo alto sin caerse. Es como la roca base de toda construcción. Esa Tierra es para la Iglesia Dios Padre, de Él procede todo, y obtiene la Vida, de Él nos viene el Hijo y el Espíritu Santo. Sin Él no podemos nada y la Iglesia no existiría sin Él.

La Raíz es Dios Hijo
La raíz de una planta se encarga de profundizar en la tierra, uniéndose íntimamente con ella, para extraer de ella el alimento y proporcionar firmeza a todo el árbol. Conoce muy bien la tierra, sabe transitar por ella y buscar las riquezas que esconde. Para la Iglesia esa Raíz es Dios Hijo, quien único conoce a Dios Padre, y vive en Él y son uno, extrae del Padre toda Sabiduría y Verdad y nos la comunica. Él es el único y principal Mediador con Dios Padre para toda la Iglesia.

La Savia es Dios Espíritu Santo
La savia es la mezcla de agua y minerales, fuente y sustento de la vida, que desde la raíz de la planta fluye por toda ella para alimentarla y darle vida. En la Iglesia Universal, esa función la realiza el Espíritu Santo, es el Agua que procede del Padre (la Tierra) y viene a nosotros por medio del Hijo (la Raíz). Pero fluye por todo el Árbol de rama en rama unificando y cohesionando todo el Árbol. Es el Responsable de la Vida Sobrenatural de toda la Iglesia Universal. Es la Gracia Santificante.

El Tronco es la Virgen María
El tronco de un árbol tiene algo particular, es la primera manifestación visible del árbol, pues las anteriores fases no se ven a primera vista, sino que están ocultas bajo la tierra. Desde el punto de vista de Dios y de la Iglesia, la realidad invisible de la Santísima Trinidad, se manifiesta al mundo, se hace visible, se hace Carne, a través de María. Esta fase corresponde a la Encarnación del Verbo por medio de María. María es ese cuerpo y sangre humano, visible, que existe con nosotros en el plano de los sentidos, que sirve de mediadora entre Dios uno y trino y los hombres, ya que por medio de Ella ocurre la Encarnación y Jesucristo entra en el mundo del hombre. Ella es por tanto ese Tronco, la Mediadora, esa Madera o Carne y Sangre, que hacen que lo Invisible tome Cuerpo y haga su entrada en el mundo de lo visible.

Las Ramas son los Apóstoles
Las ramas cumplen una función mediadora, y permiten que todo el árbol crezca y se sostenga, así como sirven de puente para alimentar a las hojas y demás flores. Hay de dos tipos:
• Ramas primarias (doce). De María parten doce ramas principales, que son los Apóstoles, reunidos alrededor de Ella como en los primeros tiempos del nacimiento de la Iglesia en el Cenáculo de Jerusalén. Son las Doce Estrellas de su Corona de María como Madre de la Iglesia y Madre de los Apóstoles.
Ramas secundarias. Los Apóstoles están hoy representados por los Obispos, son sus sucesores, enraizados en Ellos y hacen de puente a su vez con las siguientes ramas.
• Ramas terciarias. Las ramas que parten de los obispos y dependen de ellos, son los Sacerdotes, necesarios para la diversificación de servicios y atención de los fieles. Son los que tendrán contacto final, directo con los fieles, y les harán llegar la Gracia del Espíritu Santo por medio de los Sacramentos.

Las Hojas son las Almas
Las Hojas son los fieles, las almas destinatarias de la Gracia y que se benefician finalmente de Ella. Son multitud repartidas por toda la tierra. Ellas reciben la Savia de la Gracia que proporcionan los Sacramentos y realizan la «fotosíntesis» o transformación en bienes espirituales, virtudes, oraciones, sacrificios, actos heroicos, buenas obras, etc., que revitalizan toda la Iglesia, todo el Árbol sale beneficiado de ello, y lo hacen crecer. Al ser tan numerosas son la parte más visible del Árbol.

Las Flores son las Vocaciones
De entre las Hojas surgen las Flores, en cuanto almas destacadas por su belleza, llamadas a una mayor virtud y a un mayor compromiso y servicio espiritual: son las vocaciones religiosas, los religiosos, misioneros y sacerdotes.




Las Semillas son los Santos y Mártires
La semilla tienen la función reproductora en el árbol. Son los santos y los mártires que, con su vida y su ejemplo heroico, producen corrientes de imitación y hacen renacer la Iglesia allí donde van. Su presencia y su acción es siempre un resurgir de la fe, son los que hacen renacer siempre a la Iglesia de sus valles llevándola de nuevo a su antigua gloria y esplendor. Ellos son la Semilla que muere en la Tierra para germinar y dar más fruto, regresando a las fuentes más puras de la Fe, en Dios Padre. Son el Resurgir de la Iglesia.


Yo, David, soy el autor de este mensaje de nuestra presencia y cohabitación con Jesucristo en la Eucaristía