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Todo el mundo habla de invocar al Espíritu Santo, como si fuera una especie de Paloma huidiza, difícil de atrapar, y que hay que estar muy pendientes a ver si logramos traerla a nuestra casa (a nuestra alma), y logramos que permanezca en nosotros, de lo cual tenemos serias dudas, porque pensamos que no se debe sentir muy cómoda posada en una rama tan agitada y cambiante como es nuestra alma y nuestro espíritu humano.
Lo que no se enseña es que el Espíritu Santo está todo entero, vivo y en persona, real y verdadero, íntegro y al 100% en cada Hostia Consagrada. Y que no hay sobre la tierra, ni habrá nunca jamás, manera más perfecta de recibir a Dios Espíritu Santo en nosotros que el recibirlo y comulgarlo y adorarlo con toda el alma, con todo el amor y toda la fe en la Santísima Comunión, estando debidamente confesados.
Recordar que la Eucaristía es Jesucristo, pero Jesucristo es Dios, y Dios son Tres Personas que coexisten en unidad e inseparables. Es decir, que en la Eucaristía recibimos por igual a Dios Padre, y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. La Eucaristía no es una sola Persona: son Tres Personas.
Pero a estas alturas yo ya no me pregunto cuántos creen y viven a Dios Espíritu Santo en la Eucaristía, sino ¿cuántos creen ya que la Eucaristía es una Persona viva y sensible, Jesucristo vivo, y no un mero Objeto Sagrado que forma parte central de la liturgia de la Misa? ¿Y, dónde quedó aquello que dice el Derecho Canónico de que la Eucaristía debe ser adorada universalmente en toda la Iglesia y que los sacerdotes tienen la obligación de así enseñarlo y predicarlo? ¿Cuántas homilías escuchan ustedes al año donde se hable de la Eucaristía? ¿Creen que el aprendizaje del Sacramento Máximo, fuente y fin de toda la Vida de la Iglesia puede quedarse reducido a una catequesis infantil preparatoria de la Primera Comunión? ¿Qué Catequesis Eucarística, absoluta y debidamente centrada en la Eucaristía, se está dando a los adultos?
La Verdadera Nueva Evangelización que la Iglesia necesita no son métodos ni movimientos nuevos, sino volver a Catequizar la Iglesia Eucarísticamente y desde sus cimientos, para que toda la Iglesia Católica vuelva a dar culto a la Eucaristía como se debe. Esa será la Resurrección y la Gloria de la Iglesia Católica.
Todo el mundo habla de invocar al Espíritu Santo, como si fuera una especie de Paloma huidiza, difícil de atrapar, y que hay que estar muy pendientes a ver si logramos traerla a nuestra casa (a nuestra alma), y logramos que permanezca en nosotros, de lo cual tenemos serias dudas, porque pensamos que no se debe sentir muy cómoda posada en una rama tan agitada y cambiante como es nuestra alma y nuestro espíritu humano.Lo que no se enseña es que el Espíritu Santo está todo entero, vivo y en persona, real y verdadero, íntegro y al 100% en cada Hostia Consagrada. Y que no hay sobre la tierra, ni habrá nunca jamás, manera más perfecta de recibir a Dios Espíritu Santo en nosotros que el recibirlo y comulgarlo y adorarlo con toda el alma, con todo el amor y toda la fe en la Santísima Comunión, estando debidamente confesados.
Recordar que la Eucaristía es Jesucristo, pero Jesucristo es Dios, y Dios son Tres Personas que coexisten en unidad e inseparables. Es decir, que en la Eucaristía recibimos por igual a Dios Padre, y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. La Eucaristía no es una sola Persona: son Tres Personas.
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| La Eucaristía son Tres Personas, no Una. |
La Verdadera Nueva Evangelización que la Iglesia necesita no son métodos ni movimientos nuevos, sino volver a Catequizar la Iglesia Eucarísticamente y desde sus cimientos, para que toda la Iglesia Católica vuelva a dar culto a la Eucaristía como se debe. Esa será la Resurrección y la Gloria de la Iglesia Católica.
Yo, David, soy el autor de este mensaje de nuestra presencia y cohabitación con Jesucristo en la Eucaristía
