DAVID EUCARISTÍA: La Verdadera Resurrección es conocer que tú estás en la Eucaristía

La Verdadera Resurrección es conocer que tú estás en la Eucaristía




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El día que comprendas y creas en tu presencia real con Jesucristo en la Sagrada Hostia, habrá dado comienzo la verdadera y más grande resurrección de tu vida en Dios que jamás hayas podido imaginar.

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Sí, porque el día que tú aceptes, creas y comprendas que tú estás real y verdaderamente presente con Jesucristo dentro de cada Hostia Consagrada, porque así lo quiere Él y te lo da (con la única condición de estar bautizados y confesados), tu vida empezará un camino de transfiguración sin control que ya nada ni nadie, ni aún tú mismo, podrás detener.

Imagínate que de pronto alguien te regala, quizá por una herencia inesperada, una preciosa y bellísima casa en un lugar ideal, en un lugar paradisíaco, con fuentes y bosques y cielos llenos de luz, aire fresco, paz y tranquilidad. Mientras que tú aún vives en un incómodo pisito en medio de una ciudad ruidosa y polvorienta. Probablemente, de entrada no harás ningún cambio: estás tan acostumbrado a tu vida actual rutinaria y sin esperanza de cambio, que sigues pensando que ese es tu destino y tu modo normal de vivir. Sin embargo, con el día a día, tu mente empieza a pensar y tus ansias y expectativas aumentan, y comprendiendo el cambio en la calidad de vida que supone para ti tu nueva casa, ya no podrás contener el deseo de ir a conocerla y a habitarla. Y, una vez estés en ella, y experimentes el gran cambio en tu calidad de vida, ya no desearás volver jamás a tu antigua casa, la cual te parecerá nada más un antro insalubre, y te preguntarás cómo fuiste tan paciente en soportar ese lugar y no te habías ido antes en busca de algo mejor. Tu vida ya no tendrá vuelta atrás.

Pues igual pasa a nivel sobrenatural espiritual. Viviendo como has vivido, como alma peregrina en medio de caminos desolados y polvorientos, sedienta y cansada, sin encontrar refugio y descanso en este mundo, donde todo es engaño y traiciones, donde no puedes confiar en casi nadie, donde nada es estable, donde el amor es tan escaso y el poco que hay está contaminado y manchado por el egoísmo. Al tú entender y comprender el cambio en tu Calidad de Vida Espiritual que supone el vivir en y con Jesucristo, con Dios, en un Amor Infalible que nadie te quitará ya más, que nunca te faltará, en tal abundancia que nunca se acabará por grandes e insaciables que sean tus ansias. Cuando comprendes que tu nuevo Hogar es real, y avalado y prometido por Dios, y que allí serás feliz y dichoso como los mismos ángeles en Dios. Cuando entiendas y comprendas que allí no estarás ya nunca más solo, porque miles y miles de almas te esperan como compañeras y amigas, unidas contigo por un amor divino y sobrenatural, perfecto, santo y verdadero, donde no existe nada más que amor y verdad. Cuando vas comprendiendo y asimilando todo esto, tu alma ESTALLA EN EXPLOSIÓN DE AMOR Y ESPERANZA, no puede contener la revolución interior, todos sus antiguos muros de protección se derrumban, y ahora respira a cielo abierto; y recupera la Vida, recupera la Fe, y se restablece y recupera toda su Salud y Vida Espiritual, como un verdadero Lázaro que había yacido en sombras de muerte, pero que resucita a la nueva Vida. Tu alma vuelve a ser niña, se regocija en vivir; sonríes, eres inmensamente feliz; y sin tener nada aún en toda su plenitud, pues todo aún es Promesa, pero Segura Promesa, porque Jesús nunca falla y lo que Él te da siempre supera con creces tus mayores expectativas. Pero ya vives lo que será, tu Fe y tu Convicción es tan grande, que ya lo vives; y sabes que un día será más. Ya nada de este mundo te engañará ni seducirá, pues bien sabes qué traicionero es este mundo que nada en él es de fiar. Ahora pasas por esta vida como águila, como ángel, como pasajero feliz, eres libre para amar, para ser feliz, y para compadecerte de los demás, y todas tus penas y sufrimientos te resultan poca cosa en comparación a la fuente de tu felicidad.

Esa es la Verdadera Resurrección del Alma, el nacer de nuevo, a la Verdadera Vida, la cual no es otra que la Eucaristía. Quien ha encontrado y conocido su Hogar en la Eucaristía, ha encontrado verdaderamente la Verdadera Vida, su Verdadero Hogar, y su Verdadera Identidad, su Tesoro en el Cielo que nadie le quitará, la Fuente de su Dicha y Felicidad hasta la Vida Eterna, donde será todavía más.


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