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Cuando nos unimos y comulgamos unos a otros en la Eucaristía formamos Rosas Eucarísticas que ya nacen y viven en el Cielo en los jardines de Dios.
Cada alma es un pétalo que se adhiere sólidamente a los demás, en torno a un núcleo, y ese núcleo que es de donde todo emerge y florece es precisamente Jesucristo, su Corazón. Las almas vamos naciendo de Él cuando entendemos y comprendemos que nuestra verdadera Patria y nuestro verdadero Cielo es la Eucaristía, es Él, de donde venimos y nuestra Fuente de Vida Verdadera, y a donde nos dirigimos y viviremos con Él toda una eternidad. Por medio de la Eucaristía el Cielo ya está entre nosotros, y nosotros ya estamos en él, viviendo el Cielo por anticipado y de verdad.
Así es como se aman las almas del Cielo, amándose eucarísticamente las unas a las otras, como mismo Jesucristo nos ama a todos y nosotros a Él. Ese es el único Amor Verdadero, el verdadero Amor del Cielo, el que Jesucristo nos vino a enseñar. Este, su Amor, es el Aroma Fragante de las Rosas Eucarísticas, que son las más amadas por Jesucristo, sus rosas preferidas, sus flores escogidas, las nacidas de su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía.
Cada grupo de almas que se conocen y se unen en la Eucaristía van formando una Rosa. Así es como llenaremos de Rosas Fragantes los jardines de la Virgen María en el Cielo. Llenemos el Cielo de Rosas formando más y más grupos eucarísticos, núcleos de unión en la Comunión con más almas, y que este tipo de uniones se expanda.
Vídeo disponible en Youtube publicado por el usuario "rulivede" (no somos sus propietarios ni autores).
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